“PALABRAS DE CARAMELO”
FICHA
TÉCNICA
TÍTULO: PALABRAS DE
CARAMELO
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2002
EDITORIAL: ANAYA (COLECCIÓN SOPA DE LIBROS)
AUTOR: GONZALO MOURE
ILUSTRADOR: FERNANDO MARTÍN GODOY
IDIOMA ORIGINAL: CASTELLANO
AUTOR
Gonzalo Moure
Nacido en Valencia en 1951. Estudió
Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid.
Trabajó como periodista entre
1973 y 1989, fundamentalmente en radio, aunque también en prensa, prensa
especializada en música popular, televisión (como guionista) y publicidad (como
creativo). Dejó el periodismo siendo director de una emisora de radio.
Escribe desde 1989, y su primer
libro publicado fue “Geranium”, en 1991 (Alfaguara).
Además de escribir, imparte
charlas en bibliotecas, clubes de lectura, colegios e institutos, e interviene
en diversos congresos de Literatura Infantil y Juvenil en España y fuera de
ella.
Actualmente vive en Asturias,
aunque habitualmente pasa largas temporadas en Smara (campamentos saharauis en
el desierto argelino).
Bibliografía:
PREMIOS
¡A la mierda la bicicleta! Madrid, Alfaguara, 1993. Premio
Jaén. SM (Gran Angular, 2007)
Lili, Libertad, Madrid, SM, 1996.
Premio el Barco de Vapor 1995
El bostezo del puma, Madrid,
Alfaguara, 1999. Premio Jaén
Yo, que maté de melancolía al pirata Francis Drake, Madrid, Senderos
de la historia, Anaya, 2001. Alianza Editorial, 2005, Premio de la Crítica de
Asturias
Maíto Panduro, Madrid, Edelvives, 2001,
Premio Ala Delta, finalista Premio Nacional de Literatura.
El síndrome de Mozart Gran Angular, SM,
2003. Premio Gran Angular.
El Bosque de hoja caduca, Anaya-El Corte
Inglés, III Premio de Literatura Infantil Ámbito Cultural. 2006
OTROS LIBROS EDITADOS
Geranium, Madrid, Alfaguara, 1991, Alianza Editorial, 2004
(Lista de honor del IBBY)
El alimento de los dioses, Madrid, Bruño,
1994 (Lista de honor del IBBY)
Nacho Chichones, Madrid, SM, 1997
Tomi en las nubes, Madrid, Tutor,
1998
Un loto en la nieve, Barcelona,
Ediciones del Bronce, 1998
El beso del Sáhara, Madrid,
Alfaguara, 1998, SM (Gran Angular) 2008
Los caballos de mi tío, Madrid, Anaya,
1999
El oso que leía niños, Madrid, SM, 2000
El vencejo que quiso tocar el suelo, León, Everest,
Pájaros de cuento, 2000
Palabras de Caramelo, Madrid, Anaya,
2002
La rara amistad del tío Jonás, Álbum, una
historia gráfica de Alicia Cañas con texto de G.M. Madrid, SM, el Barco de
Vapor, 2002
Daños colaterales (El ojo vago y el
general). Libro colectivo contra la guerra, en Lengua de Trapo).
El movimiento continuo. Salvat-Bruño,
2002, SM el Barco de Vapor, 2007
Los gigantes de la luna. Edelvives- Ala
Delta, 2003
Ladrón de poesías (Con varios autores,
dentro del libro Cuentos azules, SM, Barco de Vapor, 2003)
Un libro vivo (Con varios
autores, dentro del libro 100 sopas, Anaya, 2004)
La Zancada del Deyar (Viaje a la Tierra
de los Hombres del Libro en el Sáhara Occidental), ElCobre ediciones, 2004
Fuga del horizonte (Institución Alfons
el Magnànim, Valencia, 2004) Disponible en red gratuitamente.
El mejor amigo del perro. Ilustraciones de
Pablo Amargo. Los Piratas de SM, 2006
El Remoto Decimal, SM, Gran Angular,
Los Libros de Gonzalo, 2007
La Noche del Risón Anaya (Leer y
pensar) y Ed. Xerais, 2007
Soy un caballo, ilustraciones de Esperanza León, Kalandraka 2007
Tuva Edelvives, Alandar,
2007
Los chupadores de ojos. Textos literarios y
contextos escolares (Graó, 2008) Autores: Carlos Lomas, Bernardo Atxaga, Gustavo
Bombin, Agustín Fernández Paz, Guadalupe Jover, Luis Landero, Víctor Moreno,
Gonzalo Moure, Berta Piñán, Juan Mata, Manuel Rivas
A Porta de Mayo, con Tina Blanco
Ediciois Xerais, 2008
Cama y Cuento, ilustraciones de
Lucía Serrano, Madrid, Anaya 2010
El hombre que entraba por la ventana (Un fado
vagabundo), ilustraciones de Gabriel Pacheco, SM, 2010
Esta, la vida, (Escrito a cuatro
manos con Mónica Rodríguez), Edelvives, colección Alandar, 2012
ILUSTRADOR
Fernando Martín Godoy
Nacido en Zaragoza en 1975.
Licenciado en Bellas Artes, por la Universidad Complutense
de Madrid, 2001.
Además de como ilustrador de libros infantiles, trabaja
regularmente con varias galerías de arte y participa en exposiciones
colectivas, certámenes y encuentros en España y en el extranjero.
Además de “Palabras de caramelo”, también ha ilustrado otras
obras del autor, como “El vencejo que quiso tocar el suelo”, “Los caballos de
mi tío” o “Maíto Panduro”.
SINOPSIS
Kori es un niño sordo de ocho años, que vive en Smara, un
campamento de refugiados saharauis, en el
desierto Argelino. Su único amigo es un camello llamado Caramelo, al que cree
entender por el movimiento de los labios.
Y, como decían en el "Un, dos, tres", hasta aquí puedo leer.
ANÁLISIS
DE LA OBRA
-ASPECTO EXTERNO:
En primer lugar, centrémonos en el aspecto formal del libro: la obra se presenta en formato de bolsillo (20x13 cm), está encuadernada en rústica, consta de 80 páginas (60 de ellas dedicadas al texto y la ilustración), la cubierta está ilustrada a todo color y el interior en blanco y negro.
El tamaño del libro es adecuado para el manejo por parte del
niño. Además, al no ser muy extenso, resulta ligero y cómodo. En cuanto a su
aspecto exterior, diremos que es de diseño pulcro, sencillo y moderno, además
de que la preponderancia del color blanco en la cubierta y en la cuarta de
cubierta confieren al libro un “aire” limpio y atrayente para el niño de diez u
once años.
-ILUSTRACIONES:
En cuanto a las ilustraciones, realizadas en una sola tinta (negra), acompañan adecuadamente al texto. Reflejan con corrección todo lo que Moure refleja durante el transcurso de la narración. Como el propio texto se caracterizan por la “economía” formal y la ausencia de elementos superfluos, y el ilustrador asume en ellas la subordinación absoluta al escrito.
Resultan apropiadas tanto para la edad para la que van dirigidas
como para el texto que representan y acompañan. Son respetuosas con la
narración, aunque, en mi opinión, dichas ilustraciones tal vez no logren representar la poética sencillez que emana del texto y puedan resultar excesivamente frías o asépticas, y no lleguen a
trasmitir los sentimientos de los personajes de un modo complejo y completo.
-TIPOGRAFÍA:
La tipografía es apropiada, y la relación entre la mancha
del texto y el espacio libre de la página es equilibrada y elegante (en
general, todo el diseño de la colección “SOPA DE LIBROS” de Anaya lo es).
-TEMA:
Tanto el tema principal del libro (la relación entre el niño
y el camello) como los temas transversales (la discapacidad auditiva; la
relación del niño con los adultos y el paso de su mundo de inocencia a la cruda
y dura realidad; la situación de los refugiados saharauis en los campos
argelinos y la propia naturaleza de la vida en el desierto) resultan apropiados
y de interés, tanto para el niño como para el adulto mediador. Son todos estos
temas que pueden resultar desconocidos pero que son realmente interesantes y
que, sin duda, captarán la atención del lector de diez u once años, abierto al
conocimiento de nuevas realidades y dispuesto a sintonizar con vivencias que le
son ajenas pero con las que puede fácilmente identificarse.
-ESTRUCTURA:
En cuanto al análisis del texto en sí, que consta de nueve capítulos, decir que la estructura narrativa es lineal, sencilla y directa, presentándose dos saltos temporales durante el transcurso de la narración (uno de apenas unos meses y otro de años). Al tratarse de una estructura puramente lineal, repartida en
dos momentos diferentes y separados en el tiempo; pero relacionados y bien
secuenciados, la lectura se hace fácil, clara y concisa, lo que beneficia la necesaria
relación empática del lector con los personajes.
-PROTAGONISTAS:
En este caso, la sensibilidad sin artificios de Kori, el
niño protagonista, resulta al lector veraz y cercana. Además, la estrecha
relación afectiva con el camello, Caramelo, es un atractivo más que refuerza la
empatía de los lectores con Kori.
-PERSONAJES:
El número de personajes que aparecen es reducido (dos protagonistas, tres secundarios y algunos más terciarios o coyunturales), lo que incide en la sencillez y cercanía de la obra. Los personajes no protagonistas, que son absolutamente
necesarios para el desarrollo de la historia, no dejan de ser más que “acompañantes”
de dicha historia. Esto no resulta ni extraño ni empobrecedor, ya que está
plenamente justificado debido al especial mundo de silencio en el que vive
Kori.
-VALORES Y CONTRAVALORES:
La aceptación de la discapacidad (en este caso la sordera)
como una divergencia natural más que como una carencia o una barrera
propiciatoria de exclusión convierten a este texto en una positiva piedra de
apoyo desde la que construir en pro de la igualdad y de la aceptación y el respeto
del otro. Además, debido al exquisito
tratamiento de dicha discapacidad por parte del autor, posibilitan el necesario
“salto empático” desde la posición del lector a la del protagonista.
-LENGUAJE:
El lenguaje es a la vez sencillo, claro, conciso, directo,
cercano, elegante y hermoso, carente de barroquismos, artificios o exageraciones. En general, la obra está presentada a través de una “economía” lingüística que, en lugar de empobrecer el resultado final, resulta discreta y delicada, tanto como un “haiku” o uno de los poemas saharauis de los que se habla en ella. De este modo, el estilo acaricia, mece y
profundiza en el lector de un modo natural, sin forzarlo ni obligarle a una
contextualización estilística artificiosa.
Después de este análisis pormenorizado del texto, y a la hora de buscar argumentos en pro o en contra de la recomendación de esta obra para niños de 9 a 11 años, nos remitiremos al documento publicado por Kepa Osoro (Coordinador de formación en "Casa del Lector", "Centro Internacional para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación de la Lectura" de la "Fundación Germán Sánchez Ruipérez" en Madrid) en la web del Laboratorio de Lectura de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. En dicho artículo, expone lo siguiente:
"Al mejorar la competencia lectora, al niño y a la niña de
esta edad le interesan los personajes con problemas como los suyos y las
aventuras de pandillas en las que se proyecta, aunque también busca misterio,
cuentos fantásticos y clásicos, biografías, deportes y juegos, pueblos lejanos,
humor, animales reales o fantásticos, inventos, ciencia y experimentos para
niños.
Evitar moralejas.
Acción, ambiente y caracteres vigorosos y dinámicos.
No deben dejar en el niño dudas irresolubles.
Frases no demasiado largas ni complejas.
Tipografía de tamaño intermedio.
Ilustraciones acordes al contenido del libro.
Resumen del contenido en la contracubierta."
Encontramos, ciñéndonos a estos parámetros, que no se encuentran en este libro más que
elementos en pro de su recomendación a todo tipo de lectores a partir de diez
años.
Sin embargo hay una duda que se plantea a la hora de recomendar este libro:
Esta pequeña novela (por su extensión, que no por su
importancia) está enfocada al tercer ciclo de Educación Primaria (a partir de
10 años). En cuanto a su reducida extensión, cabría plantearse si no sería
adecuada para un menor rango de edad (2º ciclo). Sin embargo, una vez leída y
analizada, nos encontramos con que la edad propuesta por la editorial resulta
adecuada. La relación entre humanos y animales, las pequeñas aventuras, el
descubrimiento de lugares y realidades lejanas y diferentes, la lucha y la
superación del protagonista, son elementos que hacen a esta obra atractiva para
el lector del tercer ciclo; aunque todo ello podría también resultar atrayente
para el lector de menor edad. Sin embargo en esta obra subyace un conflicto profundo
que determina el motivo de que esté recomendada para el público mayor de 10
años. El mundo mágico e introspectivo de
Kori, el niño protagonista (en el que se suman la edad y la circunstancia personal
de la sordera), ha de enfrentarse con el mundo real, el de los adultos, en el
que los sentimientos se ven muchas veces sometidos a las necesidades. Y esta “lucha”
que se produce entre los dos mundos, cuyo vencedor es el predecible, no estaría
indicada para niños menores de 10 años, que, tal vez, no serían capaces de
asimilar el desenlace de la obra, ni mucho menos extraer de él las enseñanzas
adecuadas.
OPINIÓN
PERSONAL
A pesar de que, a la hora de recomendar un libro para niños hay que respetar sus preferencias, pensar más en lo que les GUSTARÍA leer que en lo que DEBERÍAN leer, me parece también importante conocer la opinión del mediador, que ha de trabajar con el libro antes, durante y después de la lectura del mismo. En este sentido, me gustaría añadir un comentario de tipo personal respecto a la obra de Gonzalo Moure, "Palabras de Caramelo" y, para ello, no me andaré por las ramas: este pequeño libro me parece una
maravilla. Es una historia a la vez lejana pero tan cercana al corazón que es muy difícil no identificarse con los sentimientos de Kori, el niño protagonista. Gonzalo Moure nos cuenta este pequeño retazo de vida con una elegancia y sensibilidad que hacen de la lectura del libro una experiencia a la vez ligera y profunda. Estamos ante una obra definitivamente recomendable, de la que se podrán extraer muchas enseñanzas, tanto de un mundo y una realidad que no es la nuestra como de un sentir que ha de ser el de todos. Y podemos decir, sin temor a equivocarnos que, en esta ocasión, eso de "a partir de 10 años" es completamente cierto, pues esta historia llegará sin duda a lo más profundo del corazón de los lectores, ya sean del tercer ciclo de primaria, de secundaria, adultos cargados de responsabilidades o ancianos con los ojos llenos de recuerdos.
"Palabras de Caramelo" es un trozo de cielo, una caricia, una sonrisa cálida, un atardecer en
el desierto. Es una obra de una sencillez y una sensibilidad abrumadoras. Es un
texto veraz y sincero, una puerta abierta al alma de Gonzalo Moure. Aunque
también es, como lo es el té que se ofrece bajo el manto protector de las
jaimas, una bebida dulce que deja un imborrable poso de amargura.
Confieso que he sentido las palabras de Gonzalo, las “palabras
de Caramelo”, en la piel y en el alma.
Confieso que volveré a leerlo, que lo recomendaré, que Kori
y Caramelo permanecerán dentro de mí, en un rinconcito especial junto al
Principito, al hombrecillo de papel, a Platero y junto a otros personajes a la
vez tan pequeños y tan enormes.
Confieso que las lágrimas han escapado de mis ojos al mismo
tiempo que lo han hecho de los de Kori.
Confieso que yo tampoco podré borrar de mi recuerdo el pelo
suave y los ojos oscuros y sinceros de Caramelo.
Confieso que yo también he hecho mías sus palabras. Las "Palabras
de Caramelo".
Así mismo, y aunque no sea esta la actividad concreta exigida, me gustaría también añadir dos apartados extras al análisis de la obra: una serie de actividades relacionadas con la misma y un par de artículos igualmente relacionados extraídos de la página web del autor de la misma.
ACTIVIDADES POSTERIORES A LA LECTURA
En este caso concreto, y en mi opinión, no sería recomendable el planteamiento de actividades previas a la lectura. Considero adecuado acercarse a esta historia desnudo de prejuicios e ideas preconcebidas, virgen como un campo fértil, con las tierras abiertas a las semillas que el viento nos traiga.
Sin embargo, una vez concluida la lectura, se nos abren tres frentes distintos desde los que plantear actividades complementarias:
-Actividades relacionadas con el contexto: El pueblo saharaui y los campos de refugiados.
Se podría promover el estudio, tanto en pequeño grupo como a nivel individual, de la historia, las costumbres, la cultura y la realidad, tanto socio-económica como política, del pueblo saharaui, así como de las especiales relaciones con España y los españoles. Toda la información recogida sería puesta en común y plasmada en un mural colectivo. Además, si fuera posible, se buscaría el contacto y el intercambio de ideas y opiniones de "primera mano", mediante el encuentro con algún representante del pueblo saharahui residente en nuestro país.
-Actividades relacionadas con la sordera.
Se propondría una actividad en la que los alumnos intentaran acercarse a la realidad de la discapacidad auditiva. Para ello sería interesante una experiencia directa de lo que significa la sordera en primera persona. Se formarían parejas, en las que uno de los miembros actuase de emisor de mensajes orales y otro sería un receptor con discapacidad auditiva (mediante tapones en los oídos o auriculares). El emisor tendría que intentar conseguir que el receptor discapacitado realizase una acción concreta (de niveles de dificultad variados, para que su realización resultase desde sencilla hasta imposible y, por lo tanto, frustrante). Lógicamente, esta actividad sería "reversible" y, posteriormente, los emisores se convertirían en receptores y viceversa. Para finalizar, se procedería a realizar un pequeño debate en el que se pusieran en común las experiencias y los sentimientos generados en relación a las mismas. Todo ello concluiría con la realización de una reflexión personal por escrito.
-Actividades relacionadas con la relación Kori-Caramelo (niño-animal).
Nos centraremos ahora en la parte más emotiva de esta historia. Para ello, trataremos de acercar a los alumnos la especial relación que se crea entre los dos protagonistas mediante un ejercicio de imaginación y creación. Se propondrá la siguiente actividad: Cada niño recibiría en un papel "solo para sus ojos" el nombre de un animal, del que deberá estudiar sus costumbres y hábitos de vida, y escribirá después un poema, puesto en boca de dicho animal, en el que se refleje su naturaleza. Posteriormente se realizará un juego, en el que cada niño leerá su poema en público, sin decir de qué animal se trata, y el resto de la clase deberá adivinarlo.
Finalmente, y para concluir con el análisis-comentario-reflexión (o lo que sea del libro) "Palabras de Caramelo", me gustaría incluir un extracto de las palabras y opiniones del autor, extraídas de su página web. Además, también se incluye un comentario sobre una ponencia, así como una parte de la misma, realizada por una persona con discapacidad acústica, que toma el libro de Gonzalo Moure como base en la que argumentar su exposición.
“Suelo decir a quien me pregunta que me conformo con haber
escrito Palabras de Caramelo, el texto que más directamente fluyó desde mi
corazón, desde el tejido de mi vida, hasta las páginas. Se lo debo, como he
repetido también tantas veces como he hablado de él, a Fati, Fatimetsu
Abdessallam, o a la niña que fue hace trece años, cuando una tarde fuimos a dar
de comer a las cabras de su corral, cerca de la “güera” de Smara y…
Nadie entiende a Kori como Fati, porque Kori es Fati, la
Fati que yo soñaba entonces. La de ahora es otra. Feliz también, triunfadora
sobre las sombras de la sordera también, aunque por un camino que entonces no
podía sospechar.
Por todo eso, leer la ponencia que Marwelys Pinto presentó
al 7 encuentro de literatura infantil en Valencia, Venezuela, fue como un rayo
limpio y puro que entraba por mis ojos y salía por mi corazón. Nadie como ella
ha leído el libro, nadie lo ha podido entender mejor, porque Marwlys es también
sorda. Ella sí, como Kori, ha luchado contra las barreras, también como él al
final del libro lleva audífonos que le permiten percibir el mundo con (casi)
todos sus sonidos y sus ritmos, y también es poeta.
Me emociona, que no me envanece, lo que dice en su ponencia.
Por muchas cosas. Por tantas, que prefiero compartirlas contigo, que las vivas.
El mundo del silencio acucia partes dormidas de nuestra mente. Fati no sabe
leer. Leer palabras. Porque lee como nadie en los rostros, en los gestos, en
los ojos melancólicos o felices de quienes la rodean. Y sin palabras, sabe más del
otro que los que usamos con tanta irresponsabilidad el verbo. Con palabras, te
puedo engañar. A Fati, no la engañarías jamás, ni tampoco yo puedo. Marwelys es
Fati: también ella lee en la gente. Pero Marwelys tiene, además, la palabra.
Como las de Kori, surgen de lo más profundo, y cuando se comunican, ya no se
contaminan.
Ponencia: La mirada
del otro. Literatura y Diferencias.
“Soy el oído que mira al mundo mientras escucho silencios”
(Marwelys Pinto.)
Palabras de Caramelo, una novela breve de Gonzalo Moure,
protagonizada por Kori, un niño sordo de ocho años, que vive en Smara, un
campamento de refugiados, en el desierto Argelino, por tanto, es Saharaui. Y
tiene un amigo llamado Caramelo. Palabras de Caramelo comienza con una mirada
al mundo desde adentro, una mirada silente que más allá de ser incomprendida,
llena de sentimientos e ideas reprimidas por la imposibilidad de comunicación,
es una mirada asombrosa. En esta novela, Kori se desenvuelve en dos etapas: la
del aislamiento y la etapa de reconciliación con los demás a través de la
palabra.
Que Kori conociera a su mejor amigo Caramelo, significó un
nuevo comienzo para él, porque es a través de Caramelo que Kori va a descubrir
el mundo de la poesía y la poesía del mundo, cuando comienza a ver palabras por
todos lados, no movimiento de labios sino palabras, y no solo en las bocas,
pizarra o cuadernos, sino que comienza a caminar con las palabras, a
respirarlas. Kori no solo encuentra un tesoro abarrotado de poesía y letras,
sino que también se hace consciente de su poder, porque pasa de ser ignorado a
ser admirado, de ser discapacitado a ser capacitado. Y le permite transmitir,
toda esa sensibilidad única, esa forma tan diferente de percibir:
“Para Kori, Caramelo era el amigo que no había tenido nunca.
Con él, trataba de hacer lo que creía que hacían los demás: pensaba lo que iba
a decir, movía los labios para comunicarle a Caramelo aquellos pensamientos, y
Caramelo contestaba moviendo los suyos. Al principio, le costaba entender lo
que decía el huar pero, poco a poco, lo fue logrando.” (pág.26)
Caramelo viene a representar el puente a través del cual
Kori va construyendo el lenguaje, para dejar de ser transparente en el mundo
oyente. Todo esto pasa porque Kori cree que los camellos dicen palabras como
los hombres:
“Kori creía que los camellos también hablaban, porque movían
los labios como las personas. Kori no sabía que el camello traga primero todo
lo que le cabe en el estómago, luego lo devuelve a la boca y lo va rumiando
poco a poco, después. El movimiento de sus mandíbulas y sus labios, rumiando,
le hacía creer a Kori que los camellos decían palabras…” (pág.12)
Esto, es lo que motiva a Kori a querer aprender a leer, a
escribir y hablar, porque nace en él, la necesidad que tiene el hombre, de
contar, de contarle a todo el mundo las palabras de Caramelo:
“Una mañana, agarró a Fatimetu por la manga y señaló con el
dedo la pizarra, el cuaderno de otro niño, el bolígrafo. Fatimetu le entendió,
sabía que quería aprender a escribir y a leer. ¿Pero cómo enseñarle a él, un
niño sordo?
Le acarició el pelo, formó en su boca una sonrisa triste y
le dijo que no con la cabeza.
Kori lloró toda la mañana, toda la tarde, toda la noche…”
(pág. 31)
Fatimetu es un vínculo con la realidad, es la que ayudará a
Kori poco a poco a relacionarse con su mundo exterior. Es así como Palabras de
Caramelo viene a representar en unas pocas páginas, de manera concisa, dos
caras de una misma moneda; primero muestra al sordo en la cotidianidad, las
dificultades más comunes a las que nos tenemos que enfrentar, al decir, por
ejemplo:
“Trato de decirle a su madre que había nacido un camellito,
que era de color caramelo, que la camella ya no estaba gorda, que a él le
gustaba mucho, que se llamaba Caramelo, y que quería llevarle un poco de hierba
como regalo. Pero su madre estaba muy ocupada y no entendía los gestos de Kori.
Todo lo que se decían el uno al otro, por señas, era casi
siempre lo mismo: comer, dormir, ir a la escuela, ir a la tiendecita a por te,
a por azúcar, a por piedras de sal…
Y siempre lo hacían con los mismos gestos…
…por eso, las confusas señas de Kori, tratando de explicarle
lo del huar se perdían en la mente de Mahfuda, su madre. Y además Mahfuda
siempre tenía cosas que hacer. ” (pág. 21)
Vemos el reto que representa vivir en un país que no es el
tuyo, y cuando digo país me refiero al mundo exterior, a lo que ocurre de la
punta de la nariz para fuera, de tus pestañas para fuera. Y es que Kori vive en
dos mundos enfrentados, el interior y el exterior, comunicados por un débil puente
de señales y signos, que se ve más adelante reforzado por el valor de la
palabra, y que es venerado por aquellos oyentes que descubren maravillados la
riqueza interior de Kori a través de la poesía.
Dos caras de una misma moneda; la segunda viene a ser nada
menos, que un tema bastante delicado y actual, como lo es la situación
relacionada con el pueblo Saharaui. Un pueblo que lleva más de 26 años viviendo
con toda clase de necesidades y carencias en el desierto más hostil del mundo:
El Sahara Occidental, para tratar de ganar el derecho a tener su patria. Lo
cual se ve muy bien reflejado en los párrafos siguientes:
“Esto era todo lo que había visto en su vida, la hammada:
piedras, arenas inacabables, jaimas, unos pobres cuartitos de adobe, los
corrales de los animales, algunos edificios encalados más grandes, entre los
que estaba su escuela, una bandera deshilachada y el cielo.
Nada más, ni un poco de hierba, ni un árbol en el horizonte…
” (pág. 10)
Nos encontramos ante un autor que, aborda dos temas difíciles
en una misma obra, prevaleciendo a veces la situación de los niños saharauis,
testigos y víctimas directos de la pobreza en los campamentos de su pueblo,
donde no sólo sufren condiciones extremas de vida sino que se ven abocados a
ser refugiados en perpetuidad, ya que no se vislumbra una pronta solución del
conflicto. Y toda esta atmósfera de necesidades fue lo que marcó el destino de
Caramelo en la historia:
“La carne del camello, que ya era casi un adulto, se haría
cada vez más dura, y sería una boca más que alimentar. Si fuera camella, su
vida serviría para dar leche, para criar otros camellos, pero al ser
camello…Solo servía para carne.
Pese a todo, consultó con Dios en sus cinco oraciones del
día, y cuando la noche cayó, al acabar la quinta oración, supo que su
obligación era sacrificar al camello. Su familia, su pueblo, sobrevivía en
pobres campamentos de refugiados, y necesitaban carne. Dejar vivir a un camello
macho, era un lujo que los refugiados no se podían permitir…” (pág. 40)
El desenlace de la novela es el menos esperado por el
lector, un desenlace realista, relatado con crueldad, pero necesario desde todo
punto de vista en las últimas páginas Caramelo dice a Kori sus últimas
palabras, unas frases mojadas de sabiduría que serán recordadas en el siguiente
poema:
“No llores porque la vida se acabe,
piensa que hemos vivido
yo lo acepto,
me voy con tu recuerdo
a los pastos del cielo
y mientras tú vivas,
yo siempre estaré contigo.
tú aún no lo entiendes,
pero cuando la noche te alcance,
lo entenderás también,
pequeño Kori, mi único amigo”.(pág. 62)
Gracias Gonzalo Moure por escribir esta breve novela, hay un
Kori en muchos habitantes del silencio, de poder leer este libro se sentirían
identificados. Muchos que sin saberlo están esperando por un Caramelo que
quiera enseñarles el valor de la palabra. Finalmente, para incluir al sordo y
al hipoacústico es fundamental educar al oyente, sensibilizarlo con todos los
recursos posibles y uno de ellos es el recurso literario, reivindico el deber
que tenemos todos y cada uno de nosotros, de fomentar y fortalecer la presencia
de la discapacidad auditiva en la literatura, como una medida de inclusión y
desarrollo, como una posibilidad de educar en la diversidad, describiendo sus
características para permitir correr ese velo impuesto por la sociedad, y
disminuir el desconocimiento en función de las personas que las poseemos.
Marwelys Pinto.